lunes, 14 de marzo de 2011

Lactancia materna: beneficios desde una óptica osteopática

La osteopatía es una medicina alternativa que busca el equilibrio del individuo desde su más tierna infancia, desde el primero de los estadios de la vida, y no podía hacer otra cosa que apoyar la lactancia materna. Es por todos sabida la importancia “alimenticia o nutricional” de la lactancia materna, no hay mejor alimento para el bebé, no hay ningún otro que aporte más beneficios a su organismo. Igualmente cada vez es más conocida la importancia del contacto físico entre el bebé y la madre, ese contacto físico que tranquiliza y garantiza el correcto desarrollo emocional del bebé, como se defiende desde el “método canguro”.
Solo estos dos beneficios, justifica la existencia de la liga de la leche y la encarecida recomendación de la lactancia materna por parte de los profesionales sanitarios. Pues bien, existen más motivos aun, para recomendar la lactancia materna, motivos que desde el campo de la osteopatía tenemos la obligación de difundir, estos se podrían resumir en que la lactancia materna estimula adecuadamente el desarrollo craneal tanto en volumen como en la fisionomía y además evita posibles alteraciones en la deglución y oclusión futuras.
El ser humano es el animal que nace mas inmaduro y particularmente el neurocraneo de los bebés, si bien es el de mayor tamaño proporcionalmente con el resto de las especies, es tremendamente inmaduro para poder atravesar el canal del parto con éxito. En los primeros años de vida, tendrá que madurar para asegurar la protección del sistema nervioso central. En esta maduración dependerá de la intervención de dos fuerzas, una el propio estimulo del cerebro que desde dentro “empuja las paredes del cráneo” para ir expandiéndose y la otra fuerza es la que realizan los músculos de la “masticación y deglución” cuando el bebé se alimenta, es decir, el hecho de mamar se convierte en una especie de gimnasia craneal. Pues bien, la fuerza que tiene que hacer el bebé para extraer la leche del pecho de su madre es hasta 60 veces superior a la que realiza cuando se trata de un biberón en vez de un pezón, y este mayor esfuerzo no solo asegura un buen ejercicio craneal, sino que también, garantiza un correcto equilibrio de la musculatura oro facial, algo que a largo plazo, evitara la aparición de malas oclusiones dentales, problemas de deglución y crecimientos asimétricos craneofaciales.
Si usted tiene que reforzar la lactancia materna con biberón o su elección sea este tipo de alimentación, lo mejor es asegurarse de que la tetina elegida es una tetina “lenta” para que el bebé tenga que seguir realizando el mayor esfuerzo posible para obtener el alimento e intentar encontrar el tiempo y el espacio para ofrecerle a su hijo el estimulo táctil que posibilita la lactancia materna, porque seguro que a largo plazo se lo agradecerá, porque por encima del beneficio nutricional siempre está el emocional, como así demostraron en sus experimentos con primates Harry Harlow 1969 y Stephan Rose 1979.

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