sábado, 12 de marzo de 2011

Intrusismo profesional en la fisioterapia "ojito con esto!!!!

La Fisioterapia lucha constantemente contra el intrusismo. Los quiromasajistas, quiroprácticos, masajistas, recuperadores, osteópatas (a secas, luego aclaro esto), curanderos y demás, NO SON FISIOTERAPEUTAS. No están legalmente capacitados para tratar ni curar nada. Y si la ley no se lo permite, será por algo ¿no?

No se puede ejercer la Osteopatía en España sin ser fisioterapeuta, ni la quiropraxia, ni dar masajes terapéuticos (ni para recuperar o aliviar). No basta el titulillo que dan en academias que admiten al ferretero de la esquina o a la peluquera del 5º (sin ningún tipo de desprecio hacia estas profesiones). Todas estas terapias son postgrados de la Fisioterapia, y para poder estudiarlas hay que ser fisioterapeuta primero (al menos para estudiarlas dentro de la legalidad y poder ejercerlas después).

El hecho de ir a un osteópata, no implica (aunque así debiera ser) que sea fisioterapeuta, porque a la ley le es muy difícil actuar sobre esto. Cuando acudas a un osteópata, masajista o curandero, asegúrate de que también es fisioterapeuta. No tengas vergüenza en exigirle ver su título de fisioterapeuta, debería tenerlo colgado para que tu estés tranquilo y seguro de la persona que te va a tratar.

Conozco a algún intruso. Algunos tienen conocimientos amplios, la mayoría creen tenerlos. Unos son muy buenos curando esguinces (aunque lo que realmente no saben sus pacientes es que en la mayoría de casos lo que hacen es terminar de romper el ligamento, con el consiguiente alivio del dolor... y ¡dejándote así para toda la vida!: lo más probable es que vuelvas a tener otro esguince); otros son muy buenos en las ciáticas, otros en espaldas... Uno de los problemas es que no tienen miedo a nada, lo tratan (y solucionan) todo. Pero desconocen muchos peligros, contraindicaciones, riesgos, en una palabra, te ponen en peligro, juegan a la lotería... ¡¡¡CONTIGO!!!

Y te preguntarás por qué entonces la ley no hace nada al respecto. Porque es muy difícil, no hay personal suficiente para ir por las calles entrando en todas las puertas y locales a pedir títulos y a comprobar qué actividades se ejercen y quién las ejerce. Por eso se actúa sólo bajo denuncia. Los únicos filtros que tiene la ley para cribar esta plaga son dos: la publicidad y la denuncia de un paciente. La publicidad es cosa de los Colegios Profesionales, que están vigilantes y denuncian cuando profesionales que no son titulados anuncian tratamientos o terapias para las que no están cualificados. Una persona puede  y debe denunciar a un intruso una vez que ha sufrido un tratamiento suyo. Cuando esto ocurre, un inspector de sanidad acude al centro y comprueba si allí se ejerce la actividad ilegal. La ley es lenta, pero generalmente camina.

Y hablando de leyes, os dejo un enlace con la noticia de el FisioterapeutaDigital donde habla de la última sentencia de la Audiencia Nacional sobre algunas de nuestras competencias educativas y profesionales.

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